Una noche del 29 de Septiembre del año 2000, Héctor Julio Contreras, fue sacado de su casa, en la vereda La Machaca, kilómetro 40 sobre la vía Cali-Buenaventura, por hombres armados que se lo llevaron con rumbo desconocido.
Desde esa época, a la fecha, el paradero de Héctor es aún incierto. Su esposa, Erminsa Caicedo, quién lo buscó con las cuñadas sin encontrarlo, atribuye su desaparición a integrantes del Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.
En este sitio, en donde hace diez años se llevaron a Héctor Julio Contreras, se colocó otra cruz por la Vida y la Memoria, de este hombre que junto con otros nueve, hacen parte de los 10 hombres que fueron desaparecidos por los paramilitares en la vía Alejandro Cabal Pombo-Dagua-Buenaventura.
“A él lo desaparecieron así y a otros. Lo sacaron de su casa por la noche y no volvimos a saber nada de él. Ya hace diez años. Dicen que fueron los paras que lo desaparecieron. No volvimos a saber nunca más nada de él”.
Erminsa no se explica como desaparecen a alguien y no lo vuelven a entregar, así sea muerto.
“Que puede pensar uno. Que el más avispado vive de los pobres. Uno no ve porque desaparecen a alguien y no volver a dejar ver. Lo matan, tirarlo a la orilla de la carretera que uno le de cristiana sepultura”.
Una de los hechos que llama aún la atención durante el recorrido de muerte que hicieron los paramilitares en la vía Alejandro Cabal Pombo-Dagua-Buenaventura, hace diez años, era que seleccionaban de siete personas para cometer las masacres o desapariciones. Así lo explicó una de las integrantes del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, Capítulo Valle.
“Por lo general los paramilitares asesinaban de siete personas. Las razones no las sabemos. Esa es una de las verdades que HH no alcanzó a confesar en las audiencias. Nunca las esposas y hermanas de aquí de Triana, alcanzaron a saber porqué razón de mataban y se victimizaban siete personas. Esa fue una de las verdades que se llevo cuando fue extraditado a los Estados Unidos y que los familiares de las víctimas de Triana todavía quieren saber”.
Como Erminsa Caicedo, que sigue buscando a su esposo Héctor Julio Contreras, son muchas las mujeres que esperan que los paramilitares acogidos a la Ley de Justicia y Paz, cuenten que hicieron y en dónde están sus seres queridos.
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