En medio de una lluvia y luego de recorrer Cisneros, Playa Larga, La Delfina, El Salto, Katanga y Yanaconas, la Caravana por la Vida y la Memoria llega a la Vereda La Invasión, sobre la vía que une a Cali con Buenaventura, sobre el mar pacífico.
En este sitio, otra cruz conmemora la masacre de siete personas, ocurrida en el Corregimiento de Zaragoza y que fueron arrojados en La Invasión, el 26 de agosto del año 2000 por el Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.
María Doralba Álvarez, una mujer afrodescendiente, recuerda como hace diez años su hijo, Ricardo Álvarez, que ese día estaba cumpliendo años, se encontraba en una fiesta cuando llegaron los paramilitares y los formaron en fila para asesinarlos.
“Estaban en una fiesta y llegaron los paramilitares y los pusieron en fila y al que le caían le daban. Mataron ocho personas ese día. Entre ellos cayó mi hijo. Ese día estaban en una fiesta que estaba cumpliendo 16 años. Ahora el 26 de agosto cumplió diez años.”
Para esta mujer, desde el asesinato de su hijo, todo esta en la impunidad.
“Nunca nos han dicho el porqué. Simplemente, como todos los muertos de aquí de nuestra vereda, en la impunidad”.
Al preguntarle porqué los paramilitares mataban a los jóvenes, Doralba Álvarez, da varias hipótesis.
“Por la razón de que decían que eran guerrilleros, que eran atracadores de las mulas (camiones con carga), que eran auxiliadores de la guerrilla. Bueno, por todo nos mantenían la vida azotada. Más que todo a los jóvenes de aquí de la vereda”.
Doralba Álvarez, quién asegura que la Ley de Justicia y Paz no sirve para nada, espera que la Ley Dios sea la que aplique justicia.
“Para mi no sirve para nada, porque, sinceramente, a nuestras familias no valen eso, y nuestros hijos tampoco. Además mi hijo estaba estudiando, era menor de edad, estaba empezando la vida, y venir a quitársela tan tristemente no es justo. Aquí en Colombia no hay Ley, sino para los de arriba. Nosotros los pobres no tenemos nada. Solamente la Ley de Justicia de Dios no más. Es la única que nos cubre a nosotros, porque la otra no nos ha ayudado para nada”.
Pero mientras los familiares de las víctimas de los paramilitares de la vía Alejandro Cabal Pombo-Dagua-Buenaventura- siguen -diez años después- pidiendo Verdad, Justicia y Reparación Integral, para el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes del Estado, Movice, Capítulo Valle, estas muertes tienen tintes políticos.
“Hay una connotación política por estos asesinatos. Por eso los paramilitares en 1998entraron fuertemente por la vía Buenaventura. Por esa entraron por la carretera vieja. Hicieron varias masacres y siguieron haciendo desapariciones y continúan haciéndolas y amanezando. De tal manera que este es un acto simbólico, pero sobre todo un acto de resistencia. Por esa razón se valora, se mantiene el acompañamiento bastante o poquito, pero que es significativo para todas las comunidades”.
El 26 de agosto del año 2000, fueron asesinados junto al joven Ricardo Álvarez, que ese día estaba cumpliendo 16 años, José Azael Sinisterra Hurtado, César Augusto Arboleda, Orlando Angulo, Héctor Fabio Ortiz y Pedro Viafara.
Capital del Valle y ubicada al Sur de Colombia, Cali es una ciudad en donde se mezclan culturas y etnias que la hacen única en el mundo. Cuna de los mejores bailarines de salsa del mundo, las mujeres más hermosas de Colombia y el único lugar de la tierra en donde se come pandebono, chontaduro con sal y miel, cholado y champús, vive paralelamente una violencia desmedida que retrato en el Blog.
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