Luego de recorrer el corregimiento de Cisneros y la Vereda Playa Larga, en la vía en la vía que de la Capital del Valle conduce a Buenaventura, colocando cruces en donde las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, masacraron a más de 50 personas hace diez años, se llega a la Vereda La Delfina, en donde por las obras de la doble calzada no se puede colocar la tercera cruz, para recordar a tres hombres asesinados.
De allí nos trasladamos a La Vereda El Salto para clavar la cuarta cruz al lado de una casa de la ladrillo en donde se encuentra María Dolores Moreno, otra afrodescendiente a quién los paramilitares del Bloque Calima, asesinaron a su hijo Jesús María Moreno, cuando se encontraba con un amigo.
“A mi hijo me lo mataron. Tiene que ser los paras. Uno como madre no se da cuenta de las cosas. El andaba tomando ese día y le habían dicho que no se montara en una moto con un muchacho que andaban persiguiendo, y él como era amigo de él, pues se monto. Primero le dieron al muchacho de la moto y cuando mi hijo empezó a gritar: auxilio, auxilio, me mataron a mi compañero, entonces regresaron y le dieron a él”, relata María Dolores.
Esta mujer, como muchas que vivieron en carne propia la muerte de sus seres queridos, el dolor lo expresan con “alabaos” para recordar a sus seres queridos.
“El mío si lo encontraron y lo enterré en Cisneros. Eso fue el 13 de Octubre del 2002Dios tiene que proveer por todo lo que esta pasando. Que el meta sus brazos”.
Como en cada parada, antes o después de colocar una cruz, una persona de la Caravana habla sobre la importancia de recordar a las víctimas.
“Esta cruz es símbolo de muerte, pero también de memoria. Con esta cruz construimos memoria. Traemos al presente las vejaciones que se cometieron en el pasado contra el pueblo de la vía Alejandro Cabal Pombo - Dagua – Buenaventura, para recordar lo que sucede en nuestro país, que nos están matando nuestros campesinos, indígenas, obreros y nuestros estudiantes, para decir no más. Para no dejar en el sinsentido, el sentido de lo que somos. Para reivindicar la vida, para no olvidar, para recordar que el Estado Colombiano patrocina estos actos con la impunidad que suscitan, con la injusticia que promueve, con los crímenes que comete, con los crímenes que permite, con la consigna que fomenta y defiende, hay que olvidar lo que nos hace sentir vergüenza, para todo esto aquí estamos, rememorando nuestra historia. Presente, presente, presente.”
Entre el año 2000 y su desmovilización en 2005 las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, realizaron al menos 70 masacres, dejaron centenares de víctimas, produjo el desplazamiento de más de 20 mil personas, asesinó de manera selectiva a 400 líderes sindicales, cívicos, docentes y campesinos, y en la actualidad se cree que existen más de 400 fosas comunes con víctimas del Bloque.
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