martes, 27 de abril de 2010

En Cali, más de 4 mil niños delincuentes


Era una tarde fresca de Abril de 2010, pero con presagio de lluvia, como las que se están viviendo por esta época del año en la Capital del Valle. La Estación Los Mangos de la Policía Metropolitana de Cali, ubicada al Oriente de la ciudad, en el estigmatizado Distrito de Aguablanca -en donde habitan más de 500 mil habitantes- fue el sitio escogido para reunirme -no de manera clandestina- con un joven de 24 años que desde los 13 empezó a delinquir en las calles de este populoso sector.

Afrodescendiente, alto y desgarbado -que no inspira miedo, sino lastima- este joven, empezó su vida delictiva robando bicicletas para alimentar a su familia, en donde no le exigían estudiar, sino que llevara plata para la comida.

A los 13 años, cuando se supone que los niños estudian, hacen deporte, juegan a los policías y ladrones con pistolas de juguete, ven televisión, disfrutan del agua y la tierra, coquetean con las niñas, se duermen en los buses y desprecian la sopa, para este niño su mundo era de verdad, con armas de verdad -esas que matan gente- y consumiendo drogas –esas prohibidas para adultos y niños-.

Una vez tuvo éxito en su primer robo -la bicicleta que nunca disfruto- para este niño empezó una larga y exitosa carrera delictiva. Play Station, televisores, billeteras, cadenas de oro, anillos, relojes, celulares y zapatillas, entre otras, eran su botín diario.

Este niño, que obligado por el hambre cambio la escuela para empuñar pistolas de 210 mil pesos para robar, defenderse de las “liebres” -como él se refiere a sus enemigos- y “desbaratar” casas de “gomelos” -esos que se las picaban de la última Coca Cola del desierto- marcaron su vida desde los 13 hasta las 24 años.

La muerte, de la cual se escondió varias veces, como si se tratara de un juego, y con la cual se soñó en muchas ocasiones, luego de herir de muerte a 15 personas, no lo atormentaba, ya que tenía una amiga -en forma de pepa llamada “Roche”- que lo hacía sentir relajado, vacano, sin presión y con la adrenalina en su máxima expresión para sentirse invencible a la hora de “pegarle” al robo.

Este niño, sin nombre, pero si con una madre que lo esperaba con los brazos abiertos todos los días para recibirle la plata, sin importarle cómo la conseguía, planeaba su “trabajo” en el “gallinero” -pero no de aves- sino con 24 jóvenes que hacían parte de una de las pandillas que lleva ese nombre.

Este niño, que ahora es un joven de 24 años, padre de José Miguel, un bebe de tan solo 8 meses, ya no empuña un arma en sus manos, sino que con esas mismas hoy acaricia a su hijo y carga ladrillos y cemento para construir casas mientras aprovecha una nueva oportunidad.

Como algo “vacano” y una bendición grandísima de Dios, califica este joven la vida que lleva ahora, luego de 7 años de estar robando para alimentar a su familia y esquivar la muerte.

Cifras escalofriantes

Para las autoridades de Cali -la tercera ciudad más grande de Colombia, después de Bogotá y Medellín- los niños delincuentes es un problema de marca mayor, ya que desde el año 2007 (fecha en la cual se implementó en la ciudad la nueva Ley de Infancia y Adolescencia) hasta la fecha, Abril 2010, han sido capturados 4.386 adolescentes por diversos delitos.

El Comandante de la Policía Metropolitana de Cali, General Miguel Ángel Bojacá, al calificar estas cifras como altas, reveló que solo entre Enero y lo corrido del 2010, ya son 624 los niños capturados, de los cuales 16 han cometido crímenes.

Según la Policía, de los 624 menores capturados en lo que va del 2010, han quedado libres 526, en internamiento preventivo 66 y en detención domiciliaria 25. Cabe anotar, que 583 son niños y 41 niñas.

En el 2007 los menores detenidos fueron 804; en el 2008 ascendió a 1.294 y en el 2009la cifra siguió subiendo hasta llegar a 1.624.

Para la Policía, el Distrito de Aguablanca (compuesto por tres comunas y habitada por inmigrantes que poblaron el sector desde 1970 a raíz de los Juegos Panamericanos), aporta el mayor número de menores delincuentes en Cali, con edades entre los 16 y 17 años.

Los delitos más frecuentes cometidos por los niños, son en su orden, porte de armas, de los cuales han sido detenidos 205 en los últimos cuatro años; por tráfico y porte de estupefacientes 158 y por hurto 123.

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