“Desde los 14 años yo robaba, hurtaba y mataba. Vivía de mi fierro, un 38, que lo conseguí a punto de hurto. Me costo 650 mil pesos. Yo mate, pero no herí a nadie. En la pandilla a diario robábamos motos, ciclas, buses y a veces salían flechos a matar gente y todo eso lo hacíamos”.
Es el relato de un joven, que con letras tatuadas en varios de sus dedos de la mano izquierda, una mirada penetrante, una cara larga, una barba a medio empezar y un piercing en su oreja izquierda, estuvo nueve años como integrante de la pandilla “Los Saavedra” que delinquían en el sector de la Comuna 7, en el Jarillón de Alfonso López, al Oriente de Cali.
Este joven, que hoy tiene 24 años y en la actualidad se dedica a criar pollos y marranos en un proyecto de la Universidad Santiago de Cali y la Alcaldía Municipal, y a estar junto a sus dos hijas de 4 y 9 años, es uno de los cuatro ex pandilleros que entreviste para conocer cómo se vive en estos grupos, a quienes se le atribuyen buena parte del espiral de violencia que se vive a diario en las calles de Cali.
Con una gorra que cubre su escaso cabello, vistiendo una camiseta azul con estampados blancos y un pantalón gris, este joven relata que la pandilla que integraba “Los Saavedra”, delinquía en la parte baja de Alfonso López, pero los homicidios los hacían en los barrios en donde nos mandaban. A uno le pagaban dependiendo del cliente. Un millón o medio millón de pesos”.
Según este ex pandillero -que al inicio de la entrevista tuvo temor de contar su historia- había más de uno que consumía droga, en especial “pepitas” o perico (cocaína) para relajarse y hacer la gestión.
“Yo me tomaba mi ruedita de ves en cuando. Una pepa de Roche (Ribotril). Es buena en el momento que uno va hacer eso. Con una sola, uno se siente tranquilo. Es decir, se le alborota el otro lado que uno tiene. Pero con dos o tres pepitas ya no había control, porque uno se entrega, ya no puede correr y nada”.
El ex pandillero, que hace un año se retiró del grupo "Los Saavedra", sostiene que es demasiado fácil conseguir armas en Cali y que hay muchas pandillas en la ciudad.
“Por ejemplo por mi casa, en cuatro cuadras, hay cuatro pandillas y cada una dirige una cuadra. Imagínese no más ahí.”
Este joven, que estudió hasta noveno grado en el colegio Vicente Borrero Costa, asegura que de los cerca de 30 compañeros que hacían parte de la pandilla “Los Saavedra”, vio morir unos 15.
“Yo me retiré porque eso ya no era vida. Ya en lo último teníamos enemigos. Ya no podíamos mirar al lado izquierdo, ni derecho y menos al frente. Todos eran enemigos. Eso no era vida. Ya no podíamos salir con nuestros hijos a la calle”.
“Ahora estamos criando pollos y marranos. Es mucha la diferencia, porque ya la comunidad que nos rechazaba, nos apoya. Antes nos veían y se entraban corriendo y ahora nos llaman y dialogan con nosotros”.
Este joven, que se refugia criando pollos y marranos, como la única salida a esos nueve años de violencia, hace parte del programa “Cali sin pandillas”, que viene realizando la Alcaldía de Cali, con el objetivo de impactar a 800 jóvenes entre los 14 y 26 años integrantes de pandillas o en situación vulnerable al problema de la violencia.
Para tal fin se ubicaron 50 grupos de jóvenes pandilleros, quienes fueron encuestados y con los datos obtenidos se ofrecieron distintas modalidades de capacitación para crear empresa. De los 50 grupos, 35 se encuentran actualmente trabajando y el resto manifestaron que no les interesaba hacer parte del proyecto. Es decir, quieren seguir inmersos en las pandillas.
Cali, sitiada por 85 pandillas
Mientras varios sectores de Cali disfrutan del Cuarto Festival Internacional de Ballet, de la exposición Bodies y de Camila, la muñeca gigante de 1.75 metros de estatura, en otros lugares de la Capital del Valle la “guerra” entre pandillas es el centro de atención.
A los enfrentamientos con piedras y armas blancas entre estudiantes de colegios y pandillas que se registró la noche del jueves 3 de Junio en el Barrio Mariano Ramos y que ya dejan tres muertos, se sumó la muerte este puente festivo (del 4 al 7 de Junio), cuatro jóvenes a manos de pandillas. Un adolescente de 15 años y tres de 22,24 y 25 años, así como de un estudiante de 18 años.
Según el reporte entregado por la Policía Metropolitana de Cali, fueron asesinados por retaliaciones entre pandillas, Lisandro Escobar Ante, de 22 años, en Villa del Lago, un menor de 15 años y otro de 24, identificado como Octavio Espinoza Torrejan, en el Barrio El Retiro y en Comuneros fue muerto el desmovilizado Alexander Hurtado Landazuri, de 25 años, todos con armas de fuego.
Así mismo, se reportó la muerte de dos disparos en el Barrio San Vicente, de Jordy Morales Niño, un estudiante de 18 años, cuando pretendía hurtar.
Ante esta situación, me puse a la tarea de averiguar con el Observatorio Social de la Alcaldía de Cali, cuál es la situación de las pandillas en Cali y me encontré, primero que en Cali existen 85 agrupaciones pandilleras identificadas, integradas por 905 jóvenes entre los 9 y 25 años y segundo que solo en el primer trimestre del 2010 (Enero-Marzo), se le atribuyen 47 casos de homicidios a estos jóvenes, en donde el común denominador fue el arma de fuego (44 fueron cometidos bajo esta modalidad y tres con arma cortopunzante).
Pero aún más preocupante fue hallar que de los 47 homicidios, 23 fueron cometidos contra jóvenes entre los 18 y 26 años; 14 contra adolescentes entre los 14 y 17 años y dos entre los 7 y 13 años. Conclusión: los jóvenes se están matando entre sí.
Los diez primeros barrios de Cali, según el número de homicidios atribuidos a pandillas entre el Primero de Enero y el 31 de Marzo del 2010, lo lidera Mojica, ubicado en la Comuna 15, seguido de Potrero Grande, El Poblado II, El Retiro, El Vergel, Pizamos I, José Manuel Marroquín I Etapa, Unión de Vivienda Popular, Rodrigo Lara Bonilla y Siloé.
Según la relación de las pandillas que se encuentran implicadas como agresores, occisos y amenazas durante los tres primeros meses del 2010 en Cali, figuran “El Platanal”, ubicada en el Barrio Calima; “La 40” en León 13, San Benito y Villanueva; “Jefferson” en el Sindical; “Charco Azul” en Cinta Sardi; “Los Godines” en El Diamante; “Los Maniceros” en El Vergel; “La Calle del Vicio” en el sector de Rodrigo Lara; “Los buenaventureños” en Marroquín; “Los Pirzi” en Ciudad Córdoba; “Los Jaimiquinos” en El Retiro; “Los Bonice”, “La Ponceña” y “Los Ocho” en el barrio Los Comuneros I Etapa; “Los Almendros” en Mojica; “Los Lambert”, “El Hueco” y “Los Ocho” en Mariano Ramos; “Los Taini” en el sector de la Unión de Vivienda Popular; “Pandilla sector Las Minas” en Meléndez; “La ZR” en Cañaveralejo; “El Hueco de la Sultana” en Lleras Camargo; “La Mina” en Tierra Blanca; “El Humo” en Desepaz; “Los Bocato” en Pizamos I Etapa; “La 7” en Potrero Grande y “Los Saavedra” en Alfonso López I Etapa.
Pese a que el campo de acción de la pandilla no es claro, se ha logrado detectar que el mayor numero de pandillas esta concentrado en la comuna 20 donde se identifican 23 agrupaciones.
En las comunas 13, 14, 15 denominadas en su conjunto “Distrito de Aguablanca” se identifican 28 pandillas; siendo la comuna 13 el lugar de mayor concentración con un numero de 14 agrupaciones, siguiéndola la comuna 15 donde se reconocen 9 agrupaciones y 7 en la comuna 14.
De la misma manera, en la comuna 4 se ubican 9 pandillas al igual que en la comuna 7.
En menor número están las pandillas ubicadas en comuna 16 donde se encuentran 7 pandillas, al igual que en la comuna 1 y 3, identificando 4 pandillas en cada comuna.
Los barrios donde mayor numero de pandillas se encuentran registradas están es Siloé con un total de 7 pandillas, la sigue el barrio Mojica con 6. Igualmente se registran un número considerable de pandillas en Mariano Ramos donde se ubican 3 pandillas y el sector del centro, especialmente en el barrio Sucre donde se registra la ubicación de 3 pandillas.
Las 85 agrupaciones pandilleras existente en Cali, tienen como forma de operar los homicidios, atracos a transeúntes, los hurtos a motoristas y residencias, el expendio de alucinógenos y la comercialización de armas, entre otros. Las peleas por el territorio son constantes, y se considera que algunos de estos grupos se han convertido en bandas delincuenciales organizadas.
Cronología homicidios de pandillas
Entre los años 2003 y 2007 en Cali ocurrieron 492 homicidios atribuidos a pandillas, que corresponde al 6% del total de homicidios en la ciudad (8923 casos).
La distribución por años del hecho muestra que en el 2004 se registro el mayor numero de homicidios por pandillas, 32% del total de hechos; no obstante en los años siguientes los homicidios se reducieron a mas de la mitad, registrándose en el 2005 el 14% y en el 2006 el 15% del total de hechos.
Sin embargo en el año 2007 se aumenta nuevamente este tipo de homicidios con 123 hechos. El promedio de homicidios atribuidos a pandillas por año es de 98 casos.
En cuanto al mes del hecho, el mayor número de homicidios por pandillas entre el 2003y 2007 se cometieron en los meses Julio con 56 hechos que corresponden al 11%, seguido de Enero con el 10,3% y Diciembre con el 9,9%. Marzo es el mes donde se presentan menos homicidios por pandillas. El mes de Julio del año 2004 es el que mas registro homicidios por pandillas entre estos años, presentándose 22 hechos. Los Meses Abril y Junio del año 2003 fueron los únicos donde no se registraron homicidios en estos años. El promedio mensual de homicidios por pandillas es de 8.
El 29% de los homicidios sucedieron los domingos siendo este el día donde se registraron el mayor número de casos, duplicando el número de hechos presentados el día sábado, como el segundo día con mayor intensidad de homicidios con un 14% del total de hechos. El 53% de los casos sucedieron los fines de semana (viernes, sábado y domingo). Los días domingos del mes de Noviembre son los que registraron mas hechos, con 19 homicidios. Los primeros de Enero fueron los días en que mas se cometieron homicidios por jóvenes pandilleros, registrándose 10 casos entre el 2003 y 2007.
El 27% de los hechos sucedieron entre las 6p.m. y las 9p.m., siendo estas las horas donde se registran más homicidios por pandillas. El 20% de los casos se dieron entre las 10 y las 12 p.m. Solo el 4% se dieron entre las 6 y las 9am, siendo las horas donde se registraron menos homicidios.
Guerra entre pandillas desangran a Medellín (*)
Atrapada en una sangrienta guerra entre pandillas que se disputan el negocio de la droga y el territorio, Medellín vuelve a ser una de las ciudades más violentas de Colombia con más de 500 homicidios sólo en tres meses.
Antaño feudo del cártel del narcotraficante Pablo Escobar y la ciudad más violenta de Latinoamérica, esta urbe vivió un proceso de transformación hasta ser ejemplo de modernidad, un espejismo que ahora revela una realidad distinta: la gran disputa entre bandas victimarias de una vecindad atemorizada.
"Home pirobo, te voy a matar delante de tu mamá", grita un hombre agazapado desde su casa, al que le responden: "te vas a morir en ayunas"; y el primero vuelve a gritar "dispara vos que yo también te disparo". A continuación comienza el tiroteo, no importa que sea de día o de noche.
Escenas como esta se repiten en la Comuna 13, en las colinas que rodean Medellín y donde quienes gobiernan son los "combos".
"Un combo es como una familia, como una hermandad. En el combo se vive, se come y se muere; ya después cuando el güiro (guerra pandillera) hay que cuidar la vida de cada uno y la del socio, aquí nos cuidamos entre todos", explica a Efe alias "Caliche".
Este joven integra uno de los distintos grupos armados, formados por unos 30 o 40 jóvenes, que, además de controlar zonas para traficar con droga, extorsionan a comerciantes y transportadores.
La nueva guerra comenzó tras la operación "Orión", en octubre de 2002, cuando un gran operativo militar y policial ingresó en la Comuna 13 y acabó con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
"En la comuna siempre ha estado presente (la violencia), primero eran los ''caretrapo'' (guerrilleros que se cubrían la cara), las milicias populares, la operación Orión para sacar a los ''guerrillos'', y luego una paz ficticia porque eran los paracos (paramilitares) los que estaban por aquí", explica "Pipe", el apodo con el que es conocido en su barrio.
"Nosotros -prosigue- nos cansamos de los abusos de esa gente y nos tocó pararnos y defender nuestra zona para que hubiera convivencia y paz (...), para que no nos ataque gente desconocida".
Y es que tras la operación Orión, los paramilitares se hicieron con el control y el lugar se convirtió en un territorio del miedo, en escenario de multitud de abusos.
Así nacieron los "combos" en una carrera que hoy resulta casi incontrolable, y la prueba está en el gran incendió que la semana pasada arrasó las casuchas de madera, cartón y plástico de 200 familias, al parecer, originado por una de esas bandas.
"Nosotros éramos jóvenes y no tirabamos vicio ni nada, hasta que se entraron los paracos (...), nos daban bate, más que todo por eso es que estamos aquí en la
guerra", confiesa "Boa".
Al inicio cada "combo" tenía su "plaza de vicio" (punto de venta de drogas), pero poco a poco comenzaron las disputas, algunos se pasaron al enemigo o delataron a compañeros, y así llegaron a la alta confrontación actual.
"La guerra aquí se vive desde que se nace. Yo multiplico, divido, sumo, resto y mato", asegura "El Bola" sin inmutarse y quien a los 12 años recibió 19 puñaladas porque le acusaron de "sornero", como se llaman a los niños que cruzan las fronteras invisibles y llevan información sobre escondites de los enemigos. Desde entonces "El Bola" se vinculó al mundo de las armas.
En la Comuna 13 "la cabeza de cada uno tiene precio", agrega "El Gato", y "los precios los ponen los enemigos, un muerto se puede cobrar por un melón (millón de pesos) o dos, pero si es alguien duro de otro combo puede valer 5 palos (también millón)".
"El Gato", al iniciar cada jornada, verifica cómo está la zona: "que nadie se nos haya entrao, si uno se levanta y ve a una de las culebras toca salir dándole plomo".
Pero todos coinciden en que esta guerra nunca se acabará porque, como dice "Pipe", "donde hay pobreza y dolor, y se ha regado tanta sangre, eso es algo imposible"; mientras que para "El Calvo", otro pandillero, sólo termina "cuando le llega a uno la muerte o la cárcel".
Este conflicto invisible para la mayoría de la sociedad colombiana causó en el primer trimestre de este año 503 muertes, un 54,8 por ciento más que en el mismo periodo de 2009, según la Personería de Medellín.
Y sólo los homicidios de menores aumentaron un 138 por ciento, en buena medida porque los bandas reclutan cada vez a un mayor número de niños y adolescentes.
(*)Tomado de la agencia EFE
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