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es el número de la placa que identifica la casa de la niña Jakeline Velasco
Martínez, de once años, desaparecida desde el siete (7) de septiembre de 2012,
luego de que saliera a llamar a una hermana por teléfono a una sala de
Internet.
La
casa, ubicada en el barrio Santander, en el norte de la Capital del Valle, es
fácil de hallar, al lado de la puerta se encuentran dos volantes (uno en blanco
y negro y otro a color) pegados a la pared, en donde se ofrece una recompensa
de hasta diez (10) millones de pesos por información que conduzca al paradero
de la menor.
La
inmensa puerta de color verde se abre. De allí sale sonriente una mujer de baja
estatura, al parecer esperando una buena noticia. Es Floralba Martínez, madre
de Jakeline.
La
casa es un largo pasillo, en donde hay cuatro piezas. Es un inquilinato. En la
tercera habitación vive, desde abril del 2012, Floralba, su esposo y su hija,
luego de llegar a Cali desde el Bordo, departamento del Cauca, para que
Jakeline siguiera estudiando y Floralba adelantará un tratamiento facial, el cual
abandono. Por la habitación pagan 200 mil pesos, incluidos los servicios de
agua y luz.
La
pieza es pequeña. En su interior hay dos camas. Una pegada de la otra. Una de
ellas parece un santuario. Es la cama en donde dormía Jakeline. Está llena de
fotos de la menor desaparecida desde que era pequeña hasta las más recientes,
osos de peluches de varios tañamos, una biblia abierta, cuadernos, el diploma
de la Institución Educativa San Tomas, sede Jorge Isaacs, donde estudiaba hace poco la menor,
cartas escritas por la niña y volantes de su búsqueda.
Junto
a la pared está una cometa que su padre, que tapiza muebles, le hizo para que
la ponga a volar en agosto, mes de los vientos en Cali. Junto a ella se encuentra el
maletín, de color rosado con pintas blancas, que dejó colgado, una vez llego
del colegio al medio día del siete (7) de septiembre de 2012.
Al
frente de la cama se observa el televisor, en el cual –según su madre- le encantaba ver
muñecos.
Al
lado, sin casi espacio para caminar, esta la cama de los padres de Jakeline.
Allí, sentados y con un afiche de su hija desaparecida en su mano, Floralba
cambia su semblante y llora al recordarla.
¨Es
una situación muy dura que uno no le desea a nadie. Nosotros nunca pensamos
pasar por esto. Somos humildes. No le hacemos daño a nadie. Son muchas
preguntas. ¿Por qué me quitaron la niña así? Es un sufrimiento que uno no
descansa ni día ni noche¨.
Floralba,
que no deja de llorar, le pide a las personas que tiene a su hija que por favor
se la devuelvan y que se comuniquen a su número celular 320-7293290.
Floralba,
recuerda que el día que desapareció Jakeline fueron los exámenes del tercer
periodo en el colegio, en donde le fue muy bien y le dieron diploma.
¨En
los cinco años que ella estudio primaria nunca me llamaron a rectoría. Mi hija
en disciplina muy sobresaliente¨.
El
día que desapareció
Sin
contener el llanto, Floralba Martínez, recuerda que su hija Jakeline, una vez
llegó de estudiar, le dijo a su padre -que se encontraba armándole su cama- que
iba a llamar a su hermana mayor (por parte del papá) que había dado luz a una
sobrinita y que luego se dirigiría a donde la tía.
¨Llamó a la hermana, pero no la encontró. La suegra le dijo que la llamara en diez
minutos, pero nunca volvió a llamar. Al llegar de mi trabajo, a eso de las
cinco y 20 de la tarde, llegue a la casa para entregarle unas uvas que le había
mandado su tía. No estaba. La busque donde mi prima que vive en seguida –a la cual le
dice tía- pero me dijeron que ya se había ido. Esa noche toda la familia la
busco y nada, hasta el sol de hoy. No tenemos pistas de dónde está¨.